lunes, 3 de noviembre de 2008

Robo (4)

Dios, se que me tarde en escribir de nuevo, pero no puedo evitarlo, creo saber que significan las cifras de cada paguina y parace un codigo, espero estar equivocado, me preocupa mi seguridad, siento que alguien me sige, que me vigila en las noches, creo que me estoy volviendo paranoico, tal vez no debi robar este librito, pero me tiene metido en el, desifrando sus codigos y sus letras, es como un impulso a lo desconocido, espero que no me cueste lo que le costo a Sophie.

Bien, aqui esta el resto, l o que e podido averiguar.

"

Lentamente llego el día, encontrándola acurrucada en un rincón, las ventanas cerradas, ella no se había movido, apenas un ápice al reflejo de respirar, sus ojos rojos por la noche en vela, por aquella noche donde lloro por la soledad que sentía, su rostro estaba marcado en carmesí por sus lagrimas que ahora dejaron de ser translucidas y saladas, su misma sangre es la que salía y manchaba su rostro, la inercia de su vida le llevo a levantarse, a tratar de ver el sol, sus manos apenas se acercaron a la ventana cuando la luz que se filtraba por estas escocia y quemaba la piel, haciéndola humear en pequeños segundos que parecieran una eternidad, así las aparto rápidamente, mirando sus heridas, se veía el hueso ya de las manos, se sintió asustada, miro con desesperación a los lados, no quería que la luz la tocara, así que busco las pesadas cobijas de invierno, para meterse bajo ellas en el rincón mas apartado de la habitación.


Había dormido durante el día, ya la noche le reclamaba para alimentarse nuevamente, sentía un hambre furiosa, cuando salio de casa, la luna ya había salido, no mas maldita luz, sus labios tarareaban, pero mirando al interior de lo que antes fuera su hogar, dio un paso fuera de el, aunque después se lo pensó mejor y entro en busca de algo, no sabe bien de que, pero busca algo, algún recuerdo a su vida mortal, lo que sea. Lo que encontró que satisfizo su afán de mortalidad fue un pequeño colgante con el pentagrama de protección, pertenecía a su madre y lo llevaba atado a la muñeca, no tardo mucho en quitarlo de la mano fría y muerta, como la suya, sonrío, cuando al fin lo tuvo en su poder, lo coloco en un tobillo, miro por ultima vez a la mujer que yacía en el piso, victima de su propia hija o de lo que quedaba de ella, sonrío tristemente para arrodillarse junto a ella y besarle los labios con suavidad.

-Lo siento madre.-

Fue lo que sus labios soltaron con suavidad, antes de levantarse y dejar la cabaña que le vio crecer, incluso morir, marcho por el camino sin saber que buscar, pensaba en una cueva donde descansar, donde no llegara la luz en el día, pero el hambre le carcomía, tenia que ir al pueblo a buscar algo de comer, lentamente asimilaba que los humanos eran su comida, su madre se lo había demostrado a costa de su vida, incluso su madre fue buena en su ultimo aliento, eso la consolaba un poco.


Caminando por el pueblo sus ojos se posaron en una mujer de la vida galante, una puta, no es necesario engalanarla con palabras de censura, se acerco a ella, la mujer le vio con desprecio, no deseaba competencia, y aquella diosa de mármol y azabache sin duda la dejaría sin trabajo.

-Anda, vete de aquí, no quiero que espantes a los hombres.- La mujer hablaba hostil, con los ojos clavados en ella, desafiantes.

- Pero si yo no vengo por los hombres.- Sophie sonrío, aquella era una sonrisa seductora, su cuerpo actuaba de nuevo a favor de ella, soltando el olor a jazmín que embota los sentidos.

-A no?- El tono de la mujer cambio, sonriéndole seductora.

-No, vengo por ti.-

-En ese caso llévame con tigo preciosa.-

Así lo hizo, abrazándola con suavidad, antes de besarle suavemente los labios, después el cuello y por ultimo una pequeña mordida donde el ultimo beso, mordida que la dejaría tirada en el suelo sin vida, Sophie se relamió los labios, alimentada ya podría buscar refugio, así que salio del pueblo, tres muertos en dos noches y eso que aun no miraban en la cabaña echando en falta a su madre, en fin, cree recordar una cueva junto al lago de su padre, así que celere se dirigió al sitio, no quería que el sol le pescara aun buscando refugio. "


Lo tengo, desifre el codigo de las primeras anotaciones, del primer escrito de este hombre, son codigos de numeros, son letras, line y letra, linea y letra, no me gusta mucho, al parecer sophie si existe, esto me gusta cada vez menos, debi dejar el libro en poder de el, esto me asuta...
R2,
1,3 6,22 11,5 5,1 9,10 7,3 5,31 22,9 39,1 47,8 60,40 20,3 60,50

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