sábado, 21 de marzo de 2009

Delirio

Estoy despierto, aburrido y con una hoja de papel (en este caso su análogo tecnológico) que mas puedo hacer si no escribir, son las cuatro treinta de la mañana, me tengo que levantar en dos horas, no miento, tres y aun así, cansado, aburrido y caliente no puedo ir a esconderme entre las sabanas, pero el cansancio ya pasa su cuenta, las neuronas comienzan a irse a dormir sin importarles lo que diga o haga, dejando paso a los delirios.

Por un momento piensen, que pasaría si soñáramos, (no esa secuencia de imágenes que pasan cuando dormimos) un sueño real, de esos que podemos cumplir, como no se, cuando un niño dice, quiero ser bombero, o quiero ser como papá, eso si es un sueño que vale la pena, por que no nos atrevemos a soñar, a apuntar alto, nuestro logro mas significativo seria ir al baño y no morir en el intento, o tal vez mentarle la madre al vecino y sobrevivir a la golpiza del gorila, no se, piensen en algo, cualquier cosa, un sueño de verdad, por un momento pienso en cual es el mío, y la palabra viajar se me viene a la mente, sueño con viajar, con ir al extranjero y perderme en un país pequeño (lo siento mi amado México, pero estas lleno de mexicanos) comenzar de nuevo lo que e echo aquí, llegar y encontrarme con un cielo diferente, ese puede ser parte de un sueño, pero los demás, si las demás personas tienen sueños por que estamos así? Que no se supone que nuestra naturaleza como humanos es hacer el bien, a no disculpen, ya estamos en el mundo globalizado, por un momento olvide que ahora la naturaleza humana a cambiado, ahora tenemos que hacer dinero, así que sigan así, sin sueños y la billetera llena.

Manual de la desesperación.

Estas tan tranquilo y no puedes gritar, si, se lo que se siente comenzar a tener un sistema nervioso parco de emociones, en lugar de la carcajada que deseas solo una sonrisa, y lo peor de todo, una sonrisa… falsa, todo alrededor parece tranquilo, te abstraes tanto en ti mismo que ni siquiera notas el caos alrededor, dejas de ver a la gente corriendo apurada por llegas a ningún lado, lo que necesitas es desesperarte, tomar tu mente y sacarla de quicio o tomar tu corazón entre los dedos y clavarle las uñas, dejémonos de guías para lograr un cometido, empecemos un poco con la falsa poesía que puede tener la prosa, miremos a los lados y pensemos que el mundo es un caramelo, todos tenemos un niño dentro y por lo menos a los niños les gustan los caramelos, solo levanta la mirada mira al cielo, si esta oscuro es de noche e intenta de nuevo, queremos nubes, esas que parecen algodón de azúcar, alza la mano y toma un trozo, es sencillo, solo tienes que ser tan grande como tus sueños, y si estos últimos son los de un humano normal, solo bastaría con mover un poco la mano teniendo los brazos colgados, pero hay otros que tendrán que saltar para tomarlo, y otros pocos que se tendrán que encoger para lograrlo, la vida es dulce como el caramelo y tan sencilla como desenredar una madeja de estambre, por eso somos humanos y nos desesperamos, ponemos piedras en nuestro camino y nos encanta correr para tropezarnos con lo que segundos antes colocamos y renegarle a todos los dioses por poner esa minúscula piedra en nuestro camino, supongo que por eso algunos ni siquiera sonríen, están hastiados de gritarle a los dioses su incompetencia, por eso hay que desesperarlos, hay que meterles hormigas en el zapato, y que estas se pongan a bailar tango, también podemos intentar tomar sus manos y ponerlas sobre la carne, pero no cualquier carne, sobre la deseable carne humana que dependa del deseo sexual de cada uno, a menos de que sea un mojigato o uno de esos famosos célibes dedicados a escupir palabras en honor a un muerto, no creo que lo rechacen y la lujuria les saque un poquito de sus pensamientos, también podríamos poner cascaras de limón bajo los ojos, de esas que hacen que lloremos cuando no queremos, tal ves así cambie un poco la cara y maldiga la mundo una pizca, eso me recuerda que podemos poner una pizca de dulzura en su café para suavizarle los rasgos y después darles una pequeña dosis de te quiero, si son tan mal humorados como parecen se enojaran, pero si solo aparentan, fracasaremos porque no gritaran, quiero que el mundo grite, y que lo haga como quiera, no me interesa la razón el porque, el motivo o la causa, solo quiero poder ir a la cama y no poder dormir porque el vecino esta gritando, no me interesa de que, pero ya me harto ese letargo eterno que tenemos los humanos, solo pasamos la vida, dejamos de vivirla, se nos olvida que la vida es tan sabrosa como un caramelo (si no te gustan los caramelos busca en tu memoria algo delicioso) y tan fácil como desenredar la madeja de estambre de la abuela (solo toma la punta y tira, se desenreda sola) pero somos humanos y nos gusta cagar antes de probar el caramelo (tal ves alguien dijo en el pasado que la mierda era aderezo) y hacerle nudos al inocente estambre de la abuela, por eso caemos y nos quejamos en silencio, la vida a perdido tanto su brillo que ni siquiera nos quejamos, ni siquiera gritamos que esto esta mal, no nos desespera la tranquilidad que aparenta la calle vacía, solo concreto, pintura y tabique, parece que no vemos mas, estamos ciegos sordos y mudos, vemos, oímos y callamos, si hemos de parecer humanos.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Historia de amor (14)

Javier miraba el salón de clase, el no era precisamente el alumno, impartía clases de anatomía y la instrucción básica de rescate, había alumnos mas grandes que él, era la primera vez que hacia eso, pero no le intimidaban, era un divertido reto que superar, la boda absorbe mas dinero del que pensaba y quería cumplirle sus caprichos a su mujer, así, además de que no era la primera ves que hacia aquello, aquel día tenia pensado darles una presentación de diapositivas y la clase fue buena, preguntas, respuestas, algún chiste por parte de los alumnos, uno de ellos era el encargado de pasar las imágenes de la portátil del profesor, viendo estas en la pantalla del proyector, el tal Blood como así también le decían algunos alumnos que conocían la fama del aun joven paramédico, dio la instrucción de que se apagara su portátil, el joven al que le decían aquello no dudo en hacerlo y cabe mencionar que el no esperaba el revuelo que la imagen que presentaba el proyector como fondo de pantalla causara tanto revuelo, algunos gritos de exclamación de las chicas, algunas risas y bromas por parte de los jóvenes.

-Usted hace eso profe?- Javier enarco una ceja, la vos femenina que se oculta en el anonimato hiso que el se distrajera para mirar la pantalla, donde una mujer desnuda y atada era el fondo de pantalla, el hombre fue a apagar el proyector sin responder.

-Nos dará clases de nudos?- Esta vez fue una vos masculina, Javier las reconocía todas, y esta ultima pregunta fue seguida por unas risas.

-No no habrá clases de nudos de ningún tipo.- Dice guardando su portátil mirando a la clase, su poco humor se esfumo ante la situación, se oyeron algunas expresiones de desazón. – Para mañana quiero un resumen de lo visto aquí y 5 recomendaciones para un sujeto atrapado en el auto tras un vuelco.-


Ya fuera del aula miro a la dirección del centro y salió con el guardia de seguridad, saludo a este con familiaridad, dejando el portafolio de la portátil en la garita, saco un par de cigarrillos ofreciendo uno al guarida, que lo tomo y ofreció encender el de Javier.

-Como fueron las clases.-

-No preguntes Charley, cometí un error.-

El aludido lo tomo literal, se sabia como tratar al hombre, lo sabían todos, si no habla, no hables. Una mano dio unas palmaditas en el hombro del absorto profesor, desde la espalda una de las alumnas miraba el suelo tímida, se había salido de clases y tardo lo que el fuma un cigarrillo en encontrarle, Javier apenas giro un poco le cuerpo para verle, cuando la reconoció como una de sus alumnas, si le dio la cara, ella seguía con la mirada puesta en el suelo, en los chapetes se nota un poco de rubor, pero no del maquillado.

-Este… profe…- Javier le mira enarcando una ceja, después mira a Charly que desaparece en su caseta, la chica apneas habla en un susurro. – Sobre lo de su pc…-

-Habla ya.- Javier pone los ojos en blanco por un momento, mirando a la chica que no levanta la mirada del suelo.

-Quería saber, si…. – La muchacha se llevo las manos a la nuca, rascándola un poco para levantar la mirada justo cuando su mano baja.- Eso de la pantalla…este… me… lo podría enseñar.- Javier bufo un poco negando con la cabeza.

-Mira Shantal, hay un sin fin de manuales y videos en internet, busca ahí.- Javier se disponía a darle la espalda, pero la chica no se dio por vencida.

-Me gustaría que usted me enseñara.- Javier trato de no poner los ojos en blancos y la cara de fastidio, mas la miro por un segundo como si lo sopesara, idea que desecho al segundo.

-Mira, estoy comprometido y no pienso ni pensare ayudarte con lo que pides.- Dice dando por zanjado el tema, la chica volvió a bajar la mirada, en sus ojos se había perdido la esperanza, aunque en su mente se repetía fija la imagen del proyector, vio como Javier se perdía calle abajo.

Historia de amor (13)

Ya era lunes, Javier la había llevado al hospital antes de irse a sus ocupaciones, ella andaba algo incomoda, faltaba la ropa por debajo de su uniforme de trabajo, aunque llevaba la casaca puesta para que si su cuerpo reacciona por sus recuerdos no se note, así, llego con Cat, a pasar la tarjeta de entrada como todos los días saludaba al a gente al pasar, sonreía, aunque ahora le costaba un poco, se sentía observada por mas de uno, como si cualquiera supiera de su desnudes por debajo del uniforme, aun así cumplía con sus obligaciones diarias, sonriente pero atenta por si alguien le veía mas de la cuenta, suspiro aliviada cuando tuvo tiempo de ir con su silenciosa amiga, tomo la silla y se sentó a su lado, no sin antes ver que nadie la seguía, cuando al fin se sintió tranquila, tomo la mano de ella entre las suyas, mirándole con una picara sonrisa.

-Hola cariño, como estas.- Dice al tiempo que se reclina un poco al frente pare besarle la frente. – Hoy me siento extraña, ya te dije que nos casamos cierto?, bueno, lo hacemos en unos meses, tuve que pedirle mas de una ves la boda religiosa, se me hace mas linda que solo firmar un papel, solo hasta ayer me dijo que si, y el muy tonto me tiene sin ropa interior desde le sábado, que porque acepto, no estoy segura, me gusta sentirme así, deseada por el, algo controlada, la verdad no se muy bien por que lo hago, pero me gusta, si ya se que eso no lo hace la gente normal.- Dice mirando a la puerta.- Solo espero que no me mande mensaje hoy.- En sus labios se dibuja una sonrisa picara.- Porque… pues porque seguramente será un mensaje erótico, solo por eso no quiero, bueno, no me digas eso, si quiero, pero no será agradable, mierda. -Dice palpando las bolsas de los pantalones, el celular le vibra, solo lo saca sin ver la pantalla.- Tenias que hablar de él, te apuesto a que es un mensaje suyo, no te rías, sabes que lo es.


Por un momento dejo de prestarle atención a su amiga, mirando el mensaje, suspiro al leer las primeras letras, poniéndose algo roja, miraba de reojo a la mujer, para cerciorarse de que no se fije en sus expresiones faciales, aunque eso fuera innecesario, ella la consideraba alguien que aun escuchaba y sentía, por lo que, mirándole a ella y al mensaje sin saber bien que decir.

-No me veas así, si te diré… solo que no se como, es personal!- Dice poniendo morritos, aunque su cuerpo ya la traiciona y el mensaje reza. “Hola perrita, espero te diviertas, sabes que te deseo.”- Bueno… este… el me quiere.- Dice mirando aun el celular, marcando algunas teclas, mientras piensa en lo que se le ocurrirá a él. “No me divierto, me faltas tu”. Ella por un momento se desatendía de su pétrea amiga, sabe que no le importa a ella que se ocupe de otras cosas, además aquel era un sitio tranquilo, el celular volvió a vibrar, ella miraba la pantalla deseosa de saber que dice. “Si no estoy lejos, mis manos te recorren, juegan sobe tu uniforme a acariciarte.” Sophia trago un poco de saliva mirando a la mujer encamada, después veían al celular, decidió quedarse un poco mas, “Me humedezco de pensarlo.” Suspiro cuando acabo ese corto mensaje, aunque su cuerpo ya reaccionaba, sabia que dentro de poco, sonaría y seria la voz de él la que la acariciara. “No lo pienses, Hazlo, tócate e imagina que estoy ahí, sabes como me gusta que lo hagas.” Sophia se mordió el labio inferior, mirando a la mujer, salió de la habitación a toda prisa, recorrió el piso y se fue al cuarto de blancos cerrándolo con llave, sus manos desabrochaban el pantalón para meter sus manos en el, mientras la otra, trataba de escribir un pequeño. “Si, te deseo.”


Javier sonrio al ver aquel mensaje, en su mente ya se dibujaba la imagen de ella tocándose para él, tomo el celular, maco el numero y espero a que diera línea.


Sophia miro el celular, sonrió lo tomo en su mano y lo coloco a su oreja.

-Hola.- Es la frase que ella apenas dice en un jadeante susurro.

-Así me gusta perrita, tócate para mi, mis manos te recorren, juegan con tus pezones, se cuelan en tu sexo, te desean.- Javier no era ajeno a la excitación y el deseo, su mano también estimulaba su propio miembro.- Tu paleta esta dura para ti, tus manos la recorren, se que pronto querrás beberla.-Ella en esos momentos odia como la conoce, como es que sabe que va a reaccionar, el solo se contenta con escuchar la voz agitada repetir una y otra vez que le desea. –Sabes como me gusta que te toques, recórrelo todo como me gusta recorrerte.- Las manos de la mujer obedecían, su voz solo afirmaba, susurraba su placer. –Vamos perrita, acaba para mi.- El dulce cuerpo femenino obedecía a la voz, las manos también lo hacían, la voz jadeante apenas se escuchaba tratando de ahogar la exclamación de placer que los iodos masculinos escuchaban complacidos, la mano masculina también subía y bajaba.- Si así mi perrita, eres mía, siente como te penetro, como te siembro.- Del otro lado de la línea los jadeos que contenían los gemidos, que contenían los gritos, se intensificaban en otro clímax. – Te amo.-

-Te amo.- La voz de Sophia aun se encuentra entrecortada, sabe que no puede tardar mucho, aunque el olor de su cuarto cerrado es delator. – Por que haces esto.-

-Cuando llegues a casa te ganaste un premio.- Javier sonríe, porque no decirlo, le encanta la disposición de su mujer.

-Ya quiero llegar a casa.-

lunes, 16 de marzo de 2009

Historia de amor (12)

Javier despertó aquella mañana de domingo junto a ella, le ve tan linda dormida junto a el, acurrucada en sus brazos, aprovecho un giro de su dormida mujer para sacar su brazo de debajo de ella, le acomodo un mechón de cabello que cubre su rostro tras la oreja con suave tacto, ella solo se acurruco un poco mas, hoy es el día que tienen para ellos dos, él solo se levanto, se cubrió la intimidad con unos calzoncillos largos y salió al balcón, solo había estirado la mano para tomar los cigarrillos y el encendedor, n ole gustaba fumar adentro cuando estaba ella.


Sophia alargo los brazos para sentir a Javier, aunque solo encontró un hueco en la cama, abrió lentamente sus ojos, aun modorra, buscaba a su hombre, al no encontrarlo y ver la puerta del balcón abierta sonrió de medio lado, a ella le gustaba esa implícita educación de él, cuidándola incluso de él mismo, así, se levanto, estirando los brazos y bostezando, miro su cuerpo desnudo y sonrió de medio lado, miro el suelo buscando que ponerse, la solera estaba en el salón así que tomo la camisa de el, que le queda un poco larga apenas cubriendo sus nalgas por completo, saliendo lentamente de la habitación, fue a la cocina a preparar el café de la mañana. Sophia Regreso con las dos tazas en la mano, saliendo al balcón donde Javier ya había encendido un segundo cigarrillo, este sintió cuando le abrazan por la espalda, tomando una de las tazas de café para girar la cabeza y besar a la mujer que se tuvo que poner en puntillas para lograrlo, los dos miraban ahora la bahía, Javier la abrazaba por los hombros, fumando y tomando de la taza con una sola mano, trataba de lanzar el humo lejos de ella, Sophia tomaba la taza entre sus dos manos, mirando mas allá, con su cuerpo pegado al de él.

-Es hermoso.-

-No tanto como tu pequeña.- Dice con una media sonrisa y besando su frente.

-Ya te convencí?- Pregunta mirándole esperanzada, el sonrió de medio lado y miro al cielo unos segundos.

-No.-

-Pero por que?- Dice poniendo morritos de niña triste, el, dio un golpecito en la nariz femenina divertido.

-Porque habría sido muy sencillo.-

-Pero me hiciste andar sin ropa interior!- Javier rio divertido, encogiendo un hombro.

-Dime que no te agrado.- Dice desafiante, mirándole, por respuesta ella bajo la cabeza, colorada.

-Solo porque iba contigo.-

-Ya, veras como me convences después, por cierto, ni hoy ni mañana la usaras.-

-Que?- Pregunto sorprendida, abriendo los ojos.

-Ya me oíste.-

-Si.- Dice con un suspiro, mirando a la bahía. – Ya se.-

-Que?-

-Por hoy y mañana hare todo lo que pidas.- Él Arqueo una ceja interrogante.

-Eso ya lo haces.-

-Sabes a que me refiero.-

-No la verdad no.- Ella bufo un poco, mirando al suelo algo apenada.

-Pues… si, eso de la dominación, da ordenes, cualquiera.- Esto arranco una carcajada de Javier, que dejando la taza ya casi vacía sobre una mesa, tomo a Sophia por los hombros para mirarle.

-Tu siempre haces lo que te digo, ya no esquivas las ordenes que no necesariamente digo, tanto deseas tu boda?- Ella solo asintió con la cabeza, mirando aquellos profundos ojos marrones. – Pues la tendrás, pero también investigaras, eso de las confirmaciones, creo que es algo necesario.- Sophia sonrió y le abrazo con fuerza, besándole con pasión.

-Gracias, sabes que te amo?-

-Lo se y yo a ti.- Dice con una sonrisa picara, llevando sus labios a los oídos femeninos para hablar en un susurro.-Mi perrita.- Ella sonrió suavemente, asintiendo con la cabeza.

- Lo soy.- Dice abrazándolo con fuerza.

domingo, 15 de marzo de 2009

Historia de amor (11)

Cuando salieron de la tienda Javier ya había arreglado la compra del vestido, lo mandarían a casa un mes antes de la boda, la tomo por la cintura, mirándole, divertido le dio una firme nalgada, ella caminaba incomoda a un lado de el, siendo asida por la cintura y el rostro como un tomate, aunque su cuerpo la delataba, los pezones resaltan sobre la solera, sus muslos sentían el calor que emana de su cuerpo en forma liquida, Javier la pasea un poco mas por el centro de la ciudad, llevándola a una cafetería, ella pidió su capuchino de vainilla, el su expresso, la mano de Javier jugaba bajo el mantel de la mesa a acariciar las piernas de su mujer, mientras ella, aun se ponía algo mas roja, con el mirándole divertido, las manos se colaban sin pudor por el interior de sus muslos, acariciando la húmeda entrepierna, sonrió al comprobar aquello, y mas aun cuando ella suspiro de placer, los pezones relucen duros bajo la tela, el mesero cuando paso enfrente les miro con cierto descaro, cosa que Javier noto, mas no dijo mucho, solo le sonreía a ella, Sophia trataba de tomar su café con tranquilidad pero no pude hacer mucho con la mano juguetona recorriendo su piel.

-Te diviertes?-

-No me digas que tu no pequeña.- Sophia bajo la mirada con una picara sonrisa dibujada en su rostro.

-Si me darás mi boda?- Javier sonrió de medio lado mirándole, ladeo un poco la cabeza con sonrisa enigmática.

-Tendrás que convencerme.- Al escuchar aquello Sophia hiso morritos de berrinche.

-Que otra prueba quieres de que te pertenezco.-

-No puse eso en duda, solo convénceme de hacerlo.- Sophia arrugo la nariz y los labios, mirando aun su taza larga.

-Para eso tendremos que llegar a casa.- Dijo en un susurro coqueto, jugueteando un poco con la taza.

-No necesariamente.- Javier sonrió de medio lado, viendo a una chica que levanta los ojos sorprendida, cosa que arranco una carcajada de él. – No pongas esa cara.-

-Pero que es lo que acabas de decir.-

-Tú sabes como convencerme, pero si quieres vayamos a casa.-

-Si.-


El camino a casa duro relativamente poco, en la motocicleta de Javier llegan rápido a todos lados, solo que esta ves no la lleva a la casa de ella en las afueras de la ciudad, van a su departamento un quinto piso en un edificio con vista a la bahía de la pequeña ciudad, el sabe que pronto tendrá que dejar aquella vista, pero espera que ella se venga un tiempo antes de tener a los niños, no era la primera ves que Sophia entra al departamento de Javier, ya había pasado algunas semanas viviendo esporádicamente juntos, el parecía resistirse un poco a la idea de ir con ella a su casa en las afueras, y le daba la razón, allá tendrían que estar con su hermano y su madre, aquí estarían los dos solos para hacer lo que deseen, así, ella se contorneaba por delante de el cuando abrió la puerta, adentrándose en el hogar que el deseaba fuera el mutuo, sabia que tenia los ojos de Javier pegados a su figura, supone que había sido buena modelo de no ser por el celoso de su hermano, pero ahora tampoco cree que Javier la deje deambular por las pasarelas, así, salió el balcón para mirar el mar.


Javier salió tras ella, cuando cerro la puerta del departamento, en el camino había tomado el control del reproductor de música, encendiéndolo en el disco que había, abrazo a Sophia por la espalda cuando la alcanzo en el balcón pegando su cuerpo al de ella, le beso y le mordió un poco los hombros, sabiéndose solos, el parecía no recatar en las caricias de sus labios a la piel de ella, sus manos se entrelazaban en el vientre femenino, mientras ella echando la cabeza atrás, acariciaba la nuca y la otra tomaba la cadera, pegando mas esta a sus nalgas.

-Quieto.- Fue el susurro que apenas y salía de sus labios, ya que la respiración se le aceleraba con cada mordida, sin contar que empezaba a sentir la erección bajo la tela, el no parecía obedecer, y ella sabia que no lo haría, las manos masculinas bajaban los tirantes de la solera, para dejarla caer hacia el vientre y tomar los senos desnudos, las manos no eran precisamente las suaves de un cirujano, eran pesadas y algo ásperas, los dedos se divertían retorciendo un poco los pezones, amasaban los senos, mientras la erección continuaba creciendo a la espalda de ella. La humedad escurría por la parte interior de sus muslos, inclino su cuerpo hacia adelante posando sus manos en el barandal, empujando así mas contra la erección masculina, las manos de él bajaron para bajar por completo la solera, teniéndola desnuda y reclinada, se arrodillo tras ella para separar las nalgas y lamer su interior, la lengua recorría todo lo que hay dentro, jugando con el sexo femenino, lamiendo y dilatando el esfínter, solo cuando los gemidos anunciaban el clímax aumentaba el paso, al pasar este, no dudo en penetrarla con violencia, tomando lo que es suyo sin recato alguno, tomando todo el cuerpo de aquella a la que cuida, aquella a la que pertenece y le pertenece, inundándola y sembrándola, amándose.