miércoles, 18 de marzo de 2009

Historia de amor (13)

Ya era lunes, Javier la había llevado al hospital antes de irse a sus ocupaciones, ella andaba algo incomoda, faltaba la ropa por debajo de su uniforme de trabajo, aunque llevaba la casaca puesta para que si su cuerpo reacciona por sus recuerdos no se note, así, llego con Cat, a pasar la tarjeta de entrada como todos los días saludaba al a gente al pasar, sonreía, aunque ahora le costaba un poco, se sentía observada por mas de uno, como si cualquiera supiera de su desnudes por debajo del uniforme, aun así cumplía con sus obligaciones diarias, sonriente pero atenta por si alguien le veía mas de la cuenta, suspiro aliviada cuando tuvo tiempo de ir con su silenciosa amiga, tomo la silla y se sentó a su lado, no sin antes ver que nadie la seguía, cuando al fin se sintió tranquila, tomo la mano de ella entre las suyas, mirándole con una picara sonrisa.

-Hola cariño, como estas.- Dice al tiempo que se reclina un poco al frente pare besarle la frente. – Hoy me siento extraña, ya te dije que nos casamos cierto?, bueno, lo hacemos en unos meses, tuve que pedirle mas de una ves la boda religiosa, se me hace mas linda que solo firmar un papel, solo hasta ayer me dijo que si, y el muy tonto me tiene sin ropa interior desde le sábado, que porque acepto, no estoy segura, me gusta sentirme así, deseada por el, algo controlada, la verdad no se muy bien por que lo hago, pero me gusta, si ya se que eso no lo hace la gente normal.- Dice mirando a la puerta.- Solo espero que no me mande mensaje hoy.- En sus labios se dibuja una sonrisa picara.- Porque… pues porque seguramente será un mensaje erótico, solo por eso no quiero, bueno, no me digas eso, si quiero, pero no será agradable, mierda. -Dice palpando las bolsas de los pantalones, el celular le vibra, solo lo saca sin ver la pantalla.- Tenias que hablar de él, te apuesto a que es un mensaje suyo, no te rías, sabes que lo es.


Por un momento dejo de prestarle atención a su amiga, mirando el mensaje, suspiro al leer las primeras letras, poniéndose algo roja, miraba de reojo a la mujer, para cerciorarse de que no se fije en sus expresiones faciales, aunque eso fuera innecesario, ella la consideraba alguien que aun escuchaba y sentía, por lo que, mirándole a ella y al mensaje sin saber bien que decir.

-No me veas así, si te diré… solo que no se como, es personal!- Dice poniendo morritos, aunque su cuerpo ya la traiciona y el mensaje reza. “Hola perrita, espero te diviertas, sabes que te deseo.”- Bueno… este… el me quiere.- Dice mirando aun el celular, marcando algunas teclas, mientras piensa en lo que se le ocurrirá a él. “No me divierto, me faltas tu”. Ella por un momento se desatendía de su pétrea amiga, sabe que no le importa a ella que se ocupe de otras cosas, además aquel era un sitio tranquilo, el celular volvió a vibrar, ella miraba la pantalla deseosa de saber que dice. “Si no estoy lejos, mis manos te recorren, juegan sobe tu uniforme a acariciarte.” Sophia trago un poco de saliva mirando a la mujer encamada, después veían al celular, decidió quedarse un poco mas, “Me humedezco de pensarlo.” Suspiro cuando acabo ese corto mensaje, aunque su cuerpo ya reaccionaba, sabia que dentro de poco, sonaría y seria la voz de él la que la acariciara. “No lo pienses, Hazlo, tócate e imagina que estoy ahí, sabes como me gusta que lo hagas.” Sophia se mordió el labio inferior, mirando a la mujer, salió de la habitación a toda prisa, recorrió el piso y se fue al cuarto de blancos cerrándolo con llave, sus manos desabrochaban el pantalón para meter sus manos en el, mientras la otra, trataba de escribir un pequeño. “Si, te deseo.”


Javier sonrio al ver aquel mensaje, en su mente ya se dibujaba la imagen de ella tocándose para él, tomo el celular, maco el numero y espero a que diera línea.


Sophia miro el celular, sonrió lo tomo en su mano y lo coloco a su oreja.

-Hola.- Es la frase que ella apenas dice en un jadeante susurro.

-Así me gusta perrita, tócate para mi, mis manos te recorren, juegan con tus pezones, se cuelan en tu sexo, te desean.- Javier no era ajeno a la excitación y el deseo, su mano también estimulaba su propio miembro.- Tu paleta esta dura para ti, tus manos la recorren, se que pronto querrás beberla.-Ella en esos momentos odia como la conoce, como es que sabe que va a reaccionar, el solo se contenta con escuchar la voz agitada repetir una y otra vez que le desea. –Sabes como me gusta que te toques, recórrelo todo como me gusta recorrerte.- Las manos de la mujer obedecían, su voz solo afirmaba, susurraba su placer. –Vamos perrita, acaba para mi.- El dulce cuerpo femenino obedecía a la voz, las manos también lo hacían, la voz jadeante apenas se escuchaba tratando de ahogar la exclamación de placer que los iodos masculinos escuchaban complacidos, la mano masculina también subía y bajaba.- Si así mi perrita, eres mía, siente como te penetro, como te siembro.- Del otro lado de la línea los jadeos que contenían los gemidos, que contenían los gritos, se intensificaban en otro clímax. – Te amo.-

-Te amo.- La voz de Sophia aun se encuentra entrecortada, sabe que no puede tardar mucho, aunque el olor de su cuarto cerrado es delator. – Por que haces esto.-

-Cuando llegues a casa te ganaste un premio.- Javier sonríe, porque no decirlo, le encanta la disposición de su mujer.

-Ya quiero llegar a casa.-

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