martes, 27 de enero de 2009

10 Minutos

Diez minutos, solo diez minutos, ni un minuto mas ni un minuto menos, solo diez minutos son la diferencia, son el numero exacto, el primer y segundo numero que poseemos tienen la combinación perfecta para la desesperación o en su caso contrario para la alegría, no se necesita mas, ni un segundo, menos un minuto (que no es mas que la conjunción de 60 demoniacos segundos) ni tampoco se necesitan menos de diez minutos, 10, son diez los que se necesitan, pero a que va todo esto, sencillo, faltan 10 minutos para que llegues, los espero con ansia, con anhelo, el tiempo pasa lento, medito en lo que te diré, en los chistes que sonaran, los descarto uno tras otro para meditar en cual te daría mas gracia, incluso elijo los comentarios, las preguntas, esos diez minutos son suficientes para poder pensar en todo eso y mas, incluso en donde te besare, o por donde pasare mis dedos, y cuando esos diez minutos acaban y no legas, comienzan los primeros segundos de desesperación, cinco minutos de tolerancia, no creo que seas un reloj ingles, pero no apareces después de esos cinco minutos así que ahí comienza el infierno, las preguntas, donde estarás, que estarás haciendo, por que no llegas, que te entretiene, estarás dormida, te paso algo, un sin fin de métodos para destruir la gran velada que tenia para nosotros, esos diez minutos que antes llenaban las expectativas ahora son los perfectos camicaces para destruirlas, así, un segundo se convierte en un minuto donde el demonio se cuela entre las piernas para susurrar el peor de los finales, y si alcanzaras a detenerlo antes de que esos diez minutos terminen, error, me encontraras en el peor de los infiernos de Dante, yo contra mi conciencia, lo cual seria un uno contra uno de equiparadas fuerzas, pero al terminar esos diez minutos, comienzan otros, los últimos diez minutos que valen la pena, los de la resignación, que tienes algo mejor que hacer, que se olvido la cita, o que simplemente lo arreglaremos en otra ocasión, son diez minutos de autoconsuelo fatales y patéticos.

Ahora bien, que pasa si llegas y no tengo que continuar con todo eso, que llegas a los diez minutos, (no olvidemos el margen de 5 minutos) van los diez minutos de gloria, en los que te beso, te recibo entre mis brazos, en los que mi cuerpo se amolda el tuyo para protegerte de extraños, cuando esos diez minutos acaban, siempre hay pausas, indeterminadas, donde se toma aire y se respira para comenzar de nuevo, con diez míseros minutos en los que sencillamente, te amo.

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