martes, 27 de enero de 2009

Historia de amor (5)

El lugar donde la motocicleta se detuvo parecía tranquilo, no era mas que un café, con mesas en el exterior, un sitio rustico y calido, cuando ella bajo, el no demoro en hacerlo, deteniendo el rugido del motor que antes de morir se volvió un ronroneo, el camino tras ella, que se veía entusiasmada pero sus ojos aun tenían un poco de nervioso recelo, cuando ella pisaba el interior del sitio, el la detuvo tomándola con suavidad del brazo.
-Mejor afuera.-
-De acuerdo.- Dijo ella con aquella vos dulce que no se ocultaba, mirando como el apartaba la silla de la mesa para cederle el lugar.- Gracias.-
-Por nada.- Responde tomando el casco que ella parecía no querer soltar de sus manos y poniéndolo en una silla contigua, cuando el camarero se acerco con las cartas el joven la rechazo mientras ella la tomaba para leerla.
-No piensas ordenar nada?- El le miro con una sonrisa, negando con la cabeza.
-Ordena tu, primero las damas.- Ante ese comentario ella se sonrojo.
-Bueno, yo quiero un capuchino con vainilla francesa y jum… te importa si pido un crossand?-
-Para nada, adelante.-
- y un crossand con carnes frías.- Sentencio sonriendo.
- A mi dame un expresso por favor.-
El camarero asintió con la cabeza, le gustaba atender rápido las mesas, así tenia mas tiempo libre para charlar con la chica de la caja. El joven miro a la chica, divertido, se quito las gafas de cristales amarillos.
-Bien, lanza tu mejor tiro.- Ella se sonrojo un poco, bajando la vista y frotándose las manos.
-Este… emm… Cual es tu nombre?- una carcajada resonó en la garganta del joven.
-Vaya, esa es inesperada.- Dice tratando de contener las risas.- Javier, mucho gusto.- Dice entiendo la mano derecha para saludarle.
-Sophia.- Dice mas roja que un tomate, con la mirada aun baja, el apretón es firme por parte de el. El camarero llego con una charola que contenía todo lo ordenado y unas salsas mas para el aperitivo de la chica y azúcar para ambas bebidas.
-Mucho gusto Sophia, ahora, alguna otra pregunta como esa?- Aquel comentario no ayuda mucho, ya que su color sube de tono un poco mas, pinchando con el tenedor el pan.
-No.- Contesta secamente, cortando su pequeño entremés con los cubiertos, llevando un pequeño trozo a sus labios, por un momento le ve de reojo, el azúcar Sige intacto y el toma de su pequeña taza, ese café si que iba fuerte, noto cuando le pillo mirándole, por lo cual bajo la vista de nuevo para concentrarse en sus alimentos.
-Dime, averiguaste la mayor parte de mi vida y no preguntaste mi nombre, por que?-
La chica levanto la mirada de su alimento, mirándole a los ojos buscando la respuesta adecuada.
-Pues la verdad, el Blood me gusto, y creí que así te dicen todos.-
-En parte tienes razón, pero no del todo.-
-Como es eso?-
-Si, en la guardia me llaman así, y estoy habituado a el.- Dice divertido, mirándole.- Mas ese no es mi nombre.-
-Eso lo tenia seguro, solo que me gustaba.- Dice encogiendo los hombros con suavidad.- por que les llaman infernus?-
Los ojos del joven parecieron ensombrecerse un poco al escuchar aquello.
-Siempre vamos a los peores servicios, una o dos muertes por noche si todo es tranquilo, el ultimo carruaje al infierno.-
La chica bajo la mirada al escuchar aquello algo apenada.
-Lo siento….- Un pequeño silencio incomodo.
- No tienes por que, es nuestra elección.-
- Y por que eligieron ello.-
-Si te lo digo ahora, no tendremos para una siguiente cita.- Los ojos femeninos se abrieron con sorpresa al escuchar aquello, había considerado aquella salida de todo menos…una… cita?!
-Dijiste… c.. ci.. cita?- El hombre soltó una carcajada divertida.
- Si eso, dije…-

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