sábado, 21 de marzo de 2009

Manual de la desesperación.

Estas tan tranquilo y no puedes gritar, si, se lo que se siente comenzar a tener un sistema nervioso parco de emociones, en lugar de la carcajada que deseas solo una sonrisa, y lo peor de todo, una sonrisa… falsa, todo alrededor parece tranquilo, te abstraes tanto en ti mismo que ni siquiera notas el caos alrededor, dejas de ver a la gente corriendo apurada por llegas a ningún lado, lo que necesitas es desesperarte, tomar tu mente y sacarla de quicio o tomar tu corazón entre los dedos y clavarle las uñas, dejémonos de guías para lograr un cometido, empecemos un poco con la falsa poesía que puede tener la prosa, miremos a los lados y pensemos que el mundo es un caramelo, todos tenemos un niño dentro y por lo menos a los niños les gustan los caramelos, solo levanta la mirada mira al cielo, si esta oscuro es de noche e intenta de nuevo, queremos nubes, esas que parecen algodón de azúcar, alza la mano y toma un trozo, es sencillo, solo tienes que ser tan grande como tus sueños, y si estos últimos son los de un humano normal, solo bastaría con mover un poco la mano teniendo los brazos colgados, pero hay otros que tendrán que saltar para tomarlo, y otros pocos que se tendrán que encoger para lograrlo, la vida es dulce como el caramelo y tan sencilla como desenredar una madeja de estambre, por eso somos humanos y nos desesperamos, ponemos piedras en nuestro camino y nos encanta correr para tropezarnos con lo que segundos antes colocamos y renegarle a todos los dioses por poner esa minúscula piedra en nuestro camino, supongo que por eso algunos ni siquiera sonríen, están hastiados de gritarle a los dioses su incompetencia, por eso hay que desesperarlos, hay que meterles hormigas en el zapato, y que estas se pongan a bailar tango, también podemos intentar tomar sus manos y ponerlas sobre la carne, pero no cualquier carne, sobre la deseable carne humana que dependa del deseo sexual de cada uno, a menos de que sea un mojigato o uno de esos famosos célibes dedicados a escupir palabras en honor a un muerto, no creo que lo rechacen y la lujuria les saque un poquito de sus pensamientos, también podríamos poner cascaras de limón bajo los ojos, de esas que hacen que lloremos cuando no queremos, tal ves así cambie un poco la cara y maldiga la mundo una pizca, eso me recuerda que podemos poner una pizca de dulzura en su café para suavizarle los rasgos y después darles una pequeña dosis de te quiero, si son tan mal humorados como parecen se enojaran, pero si solo aparentan, fracasaremos porque no gritaran, quiero que el mundo grite, y que lo haga como quiera, no me interesa la razón el porque, el motivo o la causa, solo quiero poder ir a la cama y no poder dormir porque el vecino esta gritando, no me interesa de que, pero ya me harto ese letargo eterno que tenemos los humanos, solo pasamos la vida, dejamos de vivirla, se nos olvida que la vida es tan sabrosa como un caramelo (si no te gustan los caramelos busca en tu memoria algo delicioso) y tan fácil como desenredar la madeja de estambre de la abuela (solo toma la punta y tira, se desenreda sola) pero somos humanos y nos gusta cagar antes de probar el caramelo (tal ves alguien dijo en el pasado que la mierda era aderezo) y hacerle nudos al inocente estambre de la abuela, por eso caemos y nos quejamos en silencio, la vida a perdido tanto su brillo que ni siquiera nos quejamos, ni siquiera gritamos que esto esta mal, no nos desespera la tranquilidad que aparenta la calle vacía, solo concreto, pintura y tabique, parece que no vemos mas, estamos ciegos sordos y mudos, vemos, oímos y callamos, si hemos de parecer humanos.

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